Los Cuadros que habitan “Recortes de Herencia” tienen vida propia. Están poblados por células en movimiento e interacción constante.
Las mismas se entrelazan y se confrontan unas con otras, crecen y se dividen, liberan energía que se transforma en historias que se perpetúan en el tiempo; creando nuevos linajes celulares que enriquecen y recrean a los anteriores.
Desde la emoción pura, del recuerdo de lo aprendido, de lo vivido, de lo transmitido “de generación en generación”; surgen “Adán y Eva”, “Arca de Noé”, ”Salmo 150”, “El Kótel”, “Descanso de la Tierra” y “Olvido de un Recuerdo”.
Todos nos hablan de la herencia histórica y cultural judía.
Los acontecimientos que pertenecen al pasado se fusionan con el hoy.
Mi origen y la memoria del ayer afloran en mis cuadros casi sin darme cuenta.
Me reencuentro con mi abuela y mi madre en sus ausencias. Permanecen en mi presente, en la “Mesa de Shabat”, en mis “Sueños”, en mis “Recuerdos”, en mis “Vasijas”, en “La Vida Misma”.